Los científicos de la Universidad de Stanford han informado un avance en neurociencia que puede permitir que las personas que no pueden hablar se comuniquen de manera más natural. Un equipo de investigación ha desarrollado un implante cerebral capaz de decodificar el «discurso interno», las palabras silenciosas que las personas forman en sus mentes sin hablarlas en voz alta. Los hallazgos, publicados en Celúla En agosto de 2025, represente una de las primeras demostraciones de que las palabras imaginadas se pueden traducir de manera confiable al texto a través de una interfaz cerebro -computadora.
El estudio involucró a cuatro participantes, cada uno de los cuales había perdido la capacidad de hablar debido a afecciones como la enfermedad de las neuronas motoras y el accidente cerebrovascular del tronco encefálico. Estos individuos fueron equipados con pequeñas matrices de electrodos implantados en la corteza motora, la región del cerebro que controla el movimiento, incluidos los movimientos necesarios para el habla. El implante registró patrones de actividad neuronal como los participantes imaginaron silenciosamente palabras y oraciones de habla. Los sistemas de inteligencia artificial luego analizaron esas señales para predecir las palabras previstas.
Los investigadores encontraron que la actividad cerebral producida durante el discurso interno era notablemente más débil que cuando los participantes intentaron mover la boca o la lengua. Aun así, los patrones contenían suficiente información para que el sistema los decodifique. En un vocabulario de alrededor de 125,000 palabras, el sistema logró una precisión promedio de aproximadamente el 74 por ciento, que el equipo considera un avance importante dada la dificultad de detectar señales que no resultan en un movimiento físico.
Los estudios anteriores de interfaz de computadores cerebrales se habían centrado en gran medida en la decodificación del intento del habla, donde los participantes intentan articular palabras a pesar de que no pueden producir sonido. Este enfoque ha producido tasas de precisión más altas, ya que el intento de habla involucra señales más fuertes en la corteza motora. El trabajo del equipo de Stanford extiende este progreso al demostrar que las palabras completamente imaginadas, que no dejan traza externa, también pueden ser capturadas y traducidas. Para las personas que pueden no ser capaces de intentar el discurso, la decodificación del monólogo interno podría proporcionar una ruta alternativa a la comunicación. Los investigadores pusieron especial énfasis en la privacidad y el consentimiento. Para abordar las preocupaciones de que un implante podría decodificar los pensamientos sin la intención de una persona, el equipo diseñó un mecanismo de seguridad. Se pidió a los participantes que pensaran en una «frase de contraseña» específica antes de que pudiera comenzar la decodificación. Solo después de producir esta frase internamente, el sistema se activaría y comenzaría a traducir palabras imaginadas. En las pruebas, este mecanismo de contraseña era altamente confiable, desencadenando correctamente más del 98 por ciento del tiempo. Los investigadores enfatizaron que el sistema no puede espiar los pensamientos continuamente; Solo funciona cuando el usuario participa explícitamente.
Aunque es prometedor, el trabajo todavía está en una etapa temprana. La precisión de decodificación, aunque sin precedentes para el discurso interno, aún no es lo suficientemente preciso como para permitir una conversación fluida. Las oraciones a veces se reconstruyeron con errores, y el proceso de decodificación requiere potencia informática intensiva y calibración. Los implantes mismos son invasivos, que implican cirugía para colocar electrodos en el cerebro. La estabilidad a largo plazo de los implantes y la durabilidad de la calidad de la señal deberán probarse más.
No obstante, el estudio ofrece una idea de lo que puede ser posible en los próximos años. Si se refina, la decodificación del habla interna podría dar a las personas parálisis o enfermedad neurodegenerativa avanzada una forma de comunicarse de manera más directa y espontánea que con las tecnologías de asistencia actuales. Los investigadores imaginan sistemas futuros que podrían producir un habla naturalista en una pantalla o salida de voz sintética en tiempo real, lo que permite conversaciones que se parecen al diálogo ordinario.
Los hallazgos también plantean preguntas más amplias. La decodificación del pensamiento silencioso toca los aspectos profundamente personales de la experiencia humana, y las salvaguardas éticas serán esenciales. El equipo de Stanford ha enfatizado que su sistema está diseñado para operar estrictamente al mando y solo para fines clínicos. Sin embargo, reconocen que la posibilidad de leer el monólogo interno brinda nuevas responsabilidades sobre cómo se desarrollan, regulan y usan tales tecnologías. Por ahora, los resultados son un hito científico. Demuestran que incluso las expresiones más tranquilas del lenguaje en la mente dejan rastros detectables en el cerebro, y que con las herramientas adecuadas estas huellas pueden ser aprovechadas para la comunicación. Para las personas que han perdido su voz, la posibilidad de recuperar un medio para expresarse más naturalmente ya no puede pertenecer al ámbito de la ciencia ficción, sino al campo de neurociencia avanzando constantemente.
El nuevo estudio se puede leer aquí