lunes, diciembre 1, 2025

Donde la influencia de España es realmente más fuerte: una ruptura regional de la presencia global

MundoDonde la influencia de España es realmente más fuerte: una ruptura regional de la presencia global

La influencia internacional de España se extiende ahora por Europa, América, África y Asia. Crédito: Dello Photos/Shutterstock

Cuando escuchas “España en el escenario mundial”, quizás te imaginas el flamenco, las exportaciones de aceite de oliva o el FC Barcelona.

Sin embargo, un nuevo informe del grupo de expertos con sede en Madrid llamado Real Instituto Elcano revela una imagen mucho más compleja –y sorprendentemente diversa– de cómo España realmente proyecta poder e influencia en todo el mundo.

Utilizando su propio “Índice Elcano de Presencia Global”, el Instituto mide no sólo la economía o la fuerza militar, sino también factores de poder blando como la cultura, la diplomacia y la visibilidad internacional.

El 25 de noviembre, el Instituto publicó datos que mapean cómo se distribuye la presencia global de España por regiones geográficas.

Lo que surge de estos datos publicados no es sólo una representación del firme dominio europeo, sino también de un alcance creciente más allá del territorio familiar.

Europa todavía reina, pero no sola

No sorprende que Europa siga siendo la base de la influencia internacional de España. En 2024, casi el 55% de la “presencia global” de España provendrá de Europa, combinando un 38,7% de la Unión Europea y otro 16,2% del resto del continente.

Dentro de la UE, destacan un puñado de vecinos. Francia (8,5%), Alemania (5,8%), Italia (3,6%) y Portugal (3,5%) acaparan en conjunto el 21,5% del peso global de España.

Más allá de la Unión, el Reino Unido sigue siendo crucial: casi el 8% de la influencia de España todavía tiene vínculos con el Reino Unido, incluso después del Brexit. El informe señala que el Reino Unido sigue siendo el segundo mayor mercado de España para las exportaciones de servicios, el segundo mayor destino de la inversión española en el exterior y la principal fuente de turismo e inmigración a España.

Así, si bien el dominio europeo resulta familiar, los datos sugieren que el alcance de España es ahora más variado que en décadas pasadas: un alejamiento de la política exterior eurocéntrica al estilo de los años noventa.

América Latina: una conexión profundamente arraigada

Los vínculos históricos y culturales de España con América Latina siguen siendo importantes, a lo grande. En 2024, la región representó el 13% de la presencia global de España, lo que la convierte en la tercera región más importante del conjunto.

Dentro de América Latina, los principales socios son México (3,1%), Brasil (2,3%) y Argentina (1,1%).

Estas cifras reflejan más que una mera nostalgia por el lenguaje común y la historia compartida: muestran los actuales compromisos económicos y de poder blando de España en una región con profundos vínculos con su pasado colonial, pero también con el comercio, la migración, la inversión y el intercambio cultural contemporáneos.

América del Norte gana terreno (gracias a EE.UU.)

En 2024, el 8,2% de la presencia global de España estará ligada a Norteamérica. Dentro de eso, Estados Unidos por sí solo representa el 7,5%, lo que lo convierte en el país individual más grande en el índice de presencia global de España.

La importancia de Estados Unidos para España se extiende a diferentes dimensiones: económica –como tercer destino de las inversiones españolas en el exterior– y en términos de poder blando, incluidos los deportes, la ciencia y la tecnología. Estados Unidos también es el segundo mayor receptor del poder blando de España.

Esta creciente conexión con Estados Unidos señala una diversificación estratégica que se aleja del tradicional eje europeo-latinoamericano de España.

África y Asia: actores emergentes pero más pequeños

Uno de los hallazgos más sorprendentes es la creciente importancia de África. En 2024, la presencia global de España en África se situó en el 10,9%, por delante de Asia e incluso acercándose a Norteamérica.

A continuación se sitúa Asia, con el 6,9% de la presencia global de España. Pero dentro de ese total relativamente modesto, la concentración es alta: China (2,2%), India (0,6%), Japón (0,6%) y Corea del Sur (0,5%) representan la mayor parte de la huella de España en la región.

El informe destaca que el compromiso de España con África y Asia tiende a ser más desigual, moldeado por diferentes vínculos estratégicos, cooperación militar, inversiones económicas o alcance de poder blando según las subregiones.

Qué significa todo esto para España y por qué es importante

Entonces, ¿cuál es la historia detrás de estos números?

En primer lugar, a pesar de un repunte pospandemia que muchos pares europeos no lograron igualar, la presencia global de España sigue estando por debajo de los niveles máximos registrados alrededor de 2010. Ese pico había limitado un aumento significativo de la proyección externa durante décadas. Los últimos datos sugieren que, si bien España está recuperando algo de terreno, no ha recuperado completamente su fortaleza anterior.

En segundo lugar, la geografía de la influencia de España se está volviendo considerablemente más diversa. Donde antes estaba fuertemente concentrada en Europa –o en mercados históricamente cercanos en América Latina–, ahora España tiene una participación significativa en América del Norte y una huella creciente (aunque todavía modesta) en África y Asia.

Esta diversificación podría ayudar a España a navegar en un mundo más multipolar, no sólo fortaleciendo las alianzas tradicionales, sino también construyendo puentes entre continentes, regiones y esferas de influencia (económica, política, cultural).

En tercer lugar, la prominencia de Estados Unidos –como principal país socio de España en el índice de presencia global– sugiere que España ve valor a largo plazo en los vínculos transatlánticos, más allá de Europa o su herencia latina.

Finalmente, la notable proporción en África apunta a un creciente interés en la vecindad de España. A medida que las cuestiones migratorias, comerciales, de seguridad y climáticas vinculan cada vez más a Europa y África, España puede ver cada vez más sus vínculos africanos como centrales para su futuro como nación mediterránea y de la UE.

Una España más global, con obstáculos por delante

El mapeo de la presencia global de España en 2024 pinta una imagen de un país todavía arraigado en Europa, pero buscando su camino hacia un conjunto de relaciones más amplias y distribuidas globalmente. La diversificación geográfica es real –especialmente hacia Estados Unidos, África y América Latina–, pero España todavía no está donde estaba en su punto máximo de 2010.

A medida que el mundo se vuelve más multipolar, esta expansión podría ofrecer a España nuevas oportunidades: no sólo como actor europeo, sino como puente entre continentes, una especie de encrucijada diplomática, económica y cultural.

Que España traduzca esta presencia diversificada en un mayor peso global (configurando la política, el comercio, la cultura o la seguridad) dependerá de la eficacia con la que aproveche esos vínculos.

Por ahora, el mapa deja una cosa clara: España ya no es sólo un país que mira hacia afuera desde Europa: se está extendiendo, silenciosa y constantemente, en muchas direcciones diferentes.


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