La composición plantea interrogantes sobre la química del lugar de nacimiento del objeto. Crédito de la foto: Valerio Pardi/Shutterstock
Cómo se encontró 3I/ATLAS
El objeto recién descubierto 3I/ATLAS (designado oficialmente C/2025 N1) ha tomado por sorpresa a la comunidad astronómica. Detectado a principios de julio de 2025 por el estudio ATLAS en Chile, rápidamente quedó claro que no se trataba de un cometa ordinario. Su órbita hiperbólica, lo que significa que no está ligada gravitacionalmente al Sol, confirmó que 3I/ATLAS vino de más allá de nuestro Sistema Solar. Es solo el tercer objeto interestelar jamás observado, después de ʻOumuamua de 2017 y 2I/Borisov de 2019.
El descubrimiento provocó una respuesta internacional inmediata. Los astrónomos de la NASA, la ESA y observatorios de todo el mundo se apresuraron a apuntar sus instrumentos al objeto, ansiosos por capturar datos antes de que se adentrara demasiado en la oscuridad. A los pocos días, las observaciones confirmaron que tenía un coma visible, la brumosa envoltura de gas y polvo que da a los cometas su apariencia distintiva. A diferencia de ʻOumuamua, que permaneció extrañamente parecido a un asteroide y sin cola, 3I/ATLAS está visiblemente activo, una clara señal de material volátil que se evapora a medida que se acerca al Sol.
Las primeras estimaciones sugieren que el núcleo mide sólo unos pocos kilómetros de diámetro, pero el rastro de polvo y gas que deja se extiende por decenas de miles de kilómetros. Su máxima aproximación al Sol (perihelio) lo mantendrá a una distancia segura, aproximadamente a 1,4 unidades astronómicas, lo que garantizará que no represente una amenaza para la Tierra. Aún así, no se puede subestimar la importancia científica del hallazgo. Cada visitante interestelar proporciona una instantánea del material que se formó alrededor de otra estrella, lo que ofrece una visión poco común de cómo se construyen otros sistemas planetarios.
El misterio de su composición
¿Qué lo hace tan inusual?
Lo que realmente ha llamado la atención de los científicos es la composición química del cometa. Los datos espectrales del telescopio espacial James Webb y otros instrumentos han revelado una proporción inusualmente alta de dióxido de carbono (CO₂) al agua (H₂O) en su coma. En términos simples, este cometa contiene mucho más dióxido de carbono que los que estamos acostumbrados a ver más cerca de casa.
Este descubrimiento plantea varias posibilidades fascinantes. El alto CO₂ Los niveles podrían sugerir que 3I/ATLAS se formó en una parte extremadamente fría de su sistema de origen, donde el dióxido de carbono podía congelarse fácilmente mientras el agua permanecía encerrada. Alternativamente, su largo viaje interestelar puede haber alterado sus capas externas, permitiendo que el CO₂ sublimar más fácilmente cuando entró en el calor de nuestro Sol. Los astrónomos también han observado que sus chorros, corrientes de gas que brotan del núcleo, se comportan de forma asimétrica: un lado del cometa muestra mucha más actividad que el otro. Esto podría significar que la superficie está irregular, con diferentes áreas calentándose de manera desigual. Para los investigadores, esto es una pista sobre la estructura interna del cometa y su viaje a través del medio interestelar.
En los medios de comunicación, algunos han sensacionalista estas lecturas inusuales, refiriéndose a ellas como una “señal” misteriosa o incluso sugiriendo que la NASA había emitido una “alerta cósmica”. En realidad, no hay evidencia de nada artificial o alarmante. La “señal” es un término científico que se refiere a los datos espectrales, la firma luminosa que ayuda a los astrónomos a identificar los materiales que componen el cometa. La única «alerta» que emitió la NASA fue alentar a los observatorios globales a recopilar la mayor cantidad de datos posible antes de que el cometa desaparezca de la vista.
Puntos clave
- 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar confirmado, descubierto por el estudio ATLAS en julio de 2025.
- Sigue una órbita hiperbólica, lo que demuestra que se originó fuera de nuestro Sistema Solar.
- El cometa muestra un CO inusualmente alto₂-a-H₂O ratio en su coma, lo que generó un debate sobre sus condiciones de formación.
- No representa ningún peligro para la Tierra y pasa mucho más allá de la órbita de nuestro planeta.
- La NASA y la ESA están utilizando el telescopio espacial James Webb y otros observatorios para estudiar su composición y estructura.
Estos detalles clave muestran por qué 3I/ATLAS se ha convertido en un foco de interés científico. Su química y niveles de actividad difieren significativamente de los de los cometas que se formaron en nuestro Sistema Solar, lo que sugiere que los sistemas planetarios en toda la galaxia pueden variar mucho más de lo que se pensaba.
Para el público, es un recordatorio de que «interestelar» no significa «peligroso». La llegada del cometa ofrece una rara oportunidad científica, un vistazo al material que se formó alrededor de otra estrella, viajando durante millones de años antes de visitar brevemente nuestra vecindad cósmica.
Un evento aéreo poco común para los observadores europeos
Cómo rastrear 3I/ATLAS
Si bien el cometa no será visible a simple vista, se puede acceder a él con telescopios moderados y configuraciones de astrofotografía. Se recomienda a los observadores:
- Siga las efemérides actualizadas para obtener coordenadas precisas.
- Utilice filtros adecuados para mejorar los chorros cometarios y el coma.
- Evite confiar únicamente en imágenes de redes sociales; siga transmisiones de aficionados profesionales o verificadas.
Esta cuidadosa observación permite a los científicos y aficionados documentar el comportamiento cambiante del cometa, aportando datos valiosos a los estudios en curso.
Lo que podemos aprender de 3I/ATLAS
Los científicos esperan que 3I/ATLAS revele cuán comunes son realmente los objetos interestelares. Hasta hace unos años nunca se había visto ninguno; ahora, se han detectado tres en menos de una década. Esto sugiere que fragmentos de otros sistemas planetarios pasan por nuestro patio cósmico con más frecuencia de lo que nadie pensaba.
Cada visitante interestelar cuenta una historia ligeramente diferente. ‘Oumuamua tenía una extraña forma de cigarro y pudo haber sido un fragmento de un cuerpo más grande. Borisov se parecía más a un cometa típico, y ahora 3I/ATLAS ofrece otra vuelta de tuerca, rica en dióxido de carbono y marcada por un extraño comportamiento de desgasificación. En conjunto, estos hallazgos podrían remodelar nuestra comprensión de cómo se forman los planetas y los cometas alrededor de otras estrellas.